Hoy muchos de estos edificios ya no están en pie, pero no importa, tal es el caso del Templo construido por el Rey Salomón y dedicado a Jehová en Jerusalén, un templo más simbólico que concreto, en el cual se afirma estaba contenido en masa de piedra y madera todo el conocimiento oculto del Universo, toda la Magia, toda la cosmogonía Cabalista Judía. Ese mismo edificio al que Jesús el Cristo dijera:
Yo destruiré este templo y lo reconstruiré en tres días, si ese mismo Templo de Salomón al que los masones de hoy hacemos tantas especulaciones. Los masones del pasado dejaron mansajes encriptados en las mismas liturgias y símbolos. Pusieron estos sistemas ocultos a disposición de las inteligencias de las generaciones porvenir, de los cuales tenían la esperanza que llegado el tiempo preciso se realizarán sus planes a futuro, así con el plan de alumbrar un mundo nuevo, esta no es una mera utopía, sino un proyecto bien planeado a largo plazo. Tienen razón los conspiradores al decir que los miembros de las sociedades secretas idearon todos los cambios políticos y sociales que vivimos hoy. Muchos se habrán preguntado ¿Qué efecto causa en la mente de una persona al ver una escuadra y un compás cursados a la entrada de un poblado o ciudad?
¿Qué efecto causa en la población cuando todo cae en caos porque se desatendieron los consejos de un eminente masón como Juárez, Bolívar o Washington? Hoy ya no enfocados a los templos de piedra, sino más orientados directamente a la humanidad en su conjunto, observamos que está es incapaz de autogobernarse, de autorregularse, y por lo tanto no ha obtenido aún la capacidad de conducirse hacia metas más elevadas de simple convivencia.