la revolución francesa, este lema y el sginificado de cada una de las tres palabras son:
Hoy hablaremos de: ¡LA LIBERTAD!
No es una sustancia primitiva y única como el oro; es una flor, un fruto, es un arte, es un producto, en fin: es preciso cultivarla, para que se abra y madure. La libertad es el derecho que todos tienen para hacer en beneficio de su interés, de su satisfacción, de su bienestar, de su diversión, de su gloria, todo lo que no perjudique el interés de los demás; es el abandono de una parte de la independencia individual para constituir un fondo de libertad general, en que todos pueden obrar en una misma forma. La libertad, en fin, es más que todo esto, es la obligación contraída ante todo el mundo de no limitar de nuevo las luces, el progreso, los privilegios de una nación, de una raza; sino al contrario, difundirlas a manos llenas, ya individualmente, ya como sociedad; cada vez que un individuo pobre o una sociedad indigente os solicite, compartid vuestro tesoro con ellos. Y no temáis que ese tesoro se agote, porque la libertad tiene el privilegio divino de multiplicarse con la prodigalidad, como los grandes ríos que riegan la tierra, tan caudalosos en su origen como en su desembocadura”.
"Esto es la libertad; un maná celeste al que todos tienen derecho y que el pueblo elegido para recibirlo debe compartir con cualquier otro que reclame su parte. Esa es la libertad. . .Pasemos a la igualdad”.
“Un inmenso murmullo de aprobación se elevó hasta las bóvedas, rodeando al orador con esa caricia, la más cara, si no al corazón, por lo menos al orgullo del hombre: la popularidad”.
“Pero él, como acostumbrado a las ovaciones humanas, extendió la mano reclamando silencio”.
---“¡Hermanos! –dijo—no os haré la injuria de creer que un sólo de vosotros, por la palabra seductora de igualdad, haya comprendido la igualdad de la inteligencia ni de la materia; no. Sabéis muy bien que una y otra igualdad repugnan a la verdadera filosofía, y que la propia naturaleza ha resuelto esa gran cuestión colocando el hisopo cerca de la encina, la colina cerca de la montaña, el arroyo cerca del río, el lago cerca del océano, la estupidez cerca del genio. Todos los decretos del mundo no podrán hacer bajar ni un codo al Chimborazo, al Himalaya o al Monte Blanco; todas las decisiones de una asamblea de hombres no podrán apagar la llama que arde en la frente de Homero, de Dante o de Shakespeare. Nadie puede alimentar la idea de que la igualdad sancionada por la ley será la igualdad material y física; que, desde el día en que esa ley sea inscrita en las tablas de la Constitución, las generaciones tendrán la estatura de Goliat, el valor del Cid o el genio de Voltaire; no, individuos y masa, hemos perfectamente comprendido y debemos también comprender que se trata pura y simplemente de la igualdad social. Ahora, hermanos, ¿qué es la igualdad social?”.
Luis Sotelo Regil